y me detengo en la cúspide a tomar aliento,
subo lentamente la cuesta hacia tu cuello
y busco en tus orejas los suspiros del deseo.
Descienden por tu vientre mis labios húmedos
y llego hasta tu vulva a paso lento,
y exploro ávidamente tus oscuros huecos.
Y cuando el fuego del placer al fin te enciendo
cual volcán en erupción rebosante siento
el temblor de tus caderas y tus cimientos
y el estallido en mi boca de la lava de tu cuerpo.
Es muy sensual tu poesía.
ResponderEliminarTe felicito.
Un beso.
Gracias sinceras, María. Me alegro de que te guste.
EliminarBesos también para ti.