domingo, 20 de marzo de 2016

Verbalizando

Dicen los entendidos que verbalizar es bueno para la salud mental, y no lo pongo en duda. Pero cuando yo verbalizo siempre hay alguien que me dice que cuide las formas y elija mejor las palabras.
Todo el mundo aprecia la sinceridad en las relaciones y así lo manifiesta si se le pregunta. Pero cuando yo me sincero y hablo sin tapujos a quien me escucha, me echan en cara que soy muy brusco y que no es necesaria tanta claridad.
Si, por el contrario, acepto abnegadamente su crítica y opto por callar y no decir lo que pienso, me reprochan que no participe. Si me inhibo, dejo que todo fluya y las cosas sucedan sin mi intervención, también se quejan de que no me involucre lo suficiente ni me comunique con las personas cercanas, como debiera y merecen.
Sé que diciendo lo que pienso libre y abiertamente nunca puedo agradar o complacer a todo el mundo, ni tampoco lo pretendo. Pero yo me pregunto: ¿por qué siempre alguien se molesta al oír lo que pienso?, ¿a quién ofende mi verdad?
Es muy difícil para mí adivinar las miles posibles respuestas. Además, estoy seguro de que nadie me lo explicará cuando alguno de estos casos ocurra.
Sin embargo, y a pesar de todo, aún confío en que, algún día, alguien no espere oír de mi boca sus propios pensamientos, y no me exija tanta fidelidad que me obligue a mimetizar sus convenientes gestos y repetir sus siempre correctas palabras.
Ese día, a ese alguien, le abriré mi alma de par en par y le hablaré y le escucharé como si nunca antes hubiera hablado y escuchado a nadie. Le hablaré con palabras que no manchen ni chirríen y con la memoria limpia de viejos rencores y malentendidos, y le escucharé con la mente clara y despierta, sin absurdos prejuicios y con el oído fino y preciso del que afina una guitarra, que es capaz de sentir la vibración de la cuerda antes, y más nítidamente incluso, que su propio sonido al pulsarla.

Mientras tanto, seguiré verbalizando y buscando respuestas, sin perder nunca la esperanza.



No hay comentarios:

Publicar un comentario