domingo, 10 de abril de 2016

Mentiras como templos



Confiar y no pensar
es la consigna mayor,
todo tiene explicación
si lo consultas con “Dios”,
aunque ese dios no escuche
porque el poder lo inventó.

La vida y la muerte,
el génesis, la creación,
el porqué de la existencia,
el apocalipsis, la destrucción,
te las cuenta el evangelio
en parábolas del “Señor”.

Son historias increíbles,
leyendas sin conexión,
escritas por un grupito
de escribanos del montón
que plagiaban sin vergüenza
cuentos de tiempo anterior.

Las juntan en toscos libros,
cada una con su autor,
desechan lo que no conviene
y eligen solo dos,
uno viejo y otro nuevo
que caen en contradicción.

Y con esas enseñanzas
al pueblo llano engañar
pretenden las jerarquías,
adormecer su conciencia,
robarle la libertad
y lograr su pleitesía.

Para así perpetuar su feudo
sobre la tierra y sus gentes.
Con la monserga del cielo
premian a los creyentes
y con fuego del infierno
amenazan a los valientes.

No vayamos a creernos
esta sarta de mentiras
porque en los tiempos que corren
yo nunca tener fe podría
más que en el pueblo que lucha
por una vida más digna.

Gente noble que porfía,
lejos de iglesias y dogmas,
por su pan, por su trabajo
para el bien de su familia,
por sus derechos humanos
y contra las injusticias.

Dicen que tienen la “Verdad”,
y yo con la mía les contesto:
la facultad de pensar
y opinar como yo quiero,
de abrazar a quien yo quiera,
de decidir sobre mi cuerpo,
es mía y la seguiré usando
libre de miedos impuestos,
sin temor a dios alguno
ni a cuentos del evangelio.


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