A medida que pasan los años me doy cuenta más claramente de
que los recuerdos no son más que películas en blanco y negro que montamos
cada uno con los fotogramas o retazos de nuestra existencia, grandes momentos
memorables o pequeños detalles insignificantes que, por alguna razón, no hemos
podido olvidar (como deliberadamente olvidamos las escenas más amargas, que no
llegan a formar parte del montaje final).
Ya lo dijo "Gabo" alguna vez: "La vida no es
la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para
contarla".
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