la ternura de su
pecho sobre el mío,
y el olor de su pelo
recién lavado,
mientras en la
oscuridad la silueta de su
cuerpo adivino.
¿Qué más puedo pedirle
a una noche de verano
a una noche de verano
que echarme desnudo a
su lado
y, bajo las
estrellas,
sin prisa pero sin
pausa amarnos?
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